Es sabido que el sistema del aislamiento térmico de un edificio elegido contribuye a garantizar un confort interior e influye directamente en la eficiencia energética del mismo. Pero todo esto no es válido si el espesor del SATE no es adecuado, ya que la edificación en este caso no tendrá el grado de impenetrabilidad necesario. Por el contrario, un grosor excesivo influirá negativamente en su coste de ejecución.
Cómo calcular el espesor óptimo de una fachada SATE
Antes de entrar en materia, debemos definir qué consideramos un espesor del SATE óptimo. La construcción actual se basa en buscar la mayor eficiencia energética, y a este respecto, se introduce un término denominado “edificios de consumo de energía casi nulo”. Estas edificaciones implican que sus gastos de climatización se vean reducidos al mínimo y esto es lo que debería de conseguir un aislamiento térmico SATE óptimo.
Todo esto dependerá del sistema de aislamiento térmico exterior SATE elegido y de su espesor. Y para conseguir el óptimo deben cumplirse dos variables: cumplir con el Código Técnico de la Edificación y calcular el grosor en función de la transmitancia térmica que tengan los materiales en función del sistema elegido.
Qué dice el CTE sobre el espesor del aislamiento térmico SATE
El Código Técnico de la Edificación, en su documento sobre el ahorro energético (CTE DB-HE), desarrolla cuáles son las características que deben tener los edificios de consumo de energía casi nulo. Para ello, establece las transmitancias térmicas máximas que deben tener los materiales instalados en fachadas y cubiertas en función de sus ubicaciones geográficas.
Así, establece esta diferenciación en zonas según invierno clasificadas con las letras de la A a la E y en verano las diferencia con números del 1 al 4. De esta forma, por ejemplo, en la provincia de Pontevedra se la clasifica como C1 y especifica la transmitancia térmica máxima que debe tener en fachada y en cubierta, siendo estas de 0,75 y 0,50 W/m²·K respectivamente.
Según todo esto, en función de estos valores de transmitancia, el Apéndice E de dicho documento establece un espesor mínimo del aislamiento térmico en función de las siguientes zonas climáticas:
- Zona climática A: Provincias como Almería, Cádiz o Huelva pertenecen a ella. Los espesores serán de 6 cm en fachadas y 6 cm en cubiertas.
- Zona climática B: Provincias como Sevilla, Alicante o Tarragona. Tendrán espesores medios de 8 cm en fachadas y 9 cm en cubiertas.
- Zona climática C: Barcelona, La Coruña o Santander. Sus espesores serán de 11 cm en fachadas y 14 cm en cubiertas.
- Zona climática D: Madrid, Zaragoza o Lugo. Los espesores serán de 12 cm en fachadas y 15 cm en cubiertas.
- Zona climática E: Burgos, Soria o Ávila. Sus espesores serán de 13 cm en fachadas y 17 cm en cubiertas.
Solo se tienen en cuenta las zonas climáticas de invierno porque el CTE considera que el espesor mínimo del aislamiento debe realizarse para las ocasiones más desfavorables, es decir cuánto más frío hace. Al mismo tiempo, destaca que son valores orientativos y que dependen de los aislamientos convencionales a los que se refiere el Apéndice E. Estos valores pueden aumentarse o disminuirse 1 o 2 cm en función de su índice de transmitancia.
Cálculo real del espesor de un SATE
Aunque no debemos olvidar que el CTE es un documento de obligado cumplimiento (en algunos de los casos), la realidad es que muchas de sus normas son orientativas y en el caso del espesor del SATE solo establece espesores mínimos en función de las zonas climáticas. Pero la realidad es bien distinta.
Es necesario volver a recalcar que el espesor de un aislamiento térmico viene determinado por la transmitancia que tienen los diferentes materiales que lo componen. Pero además, intervienen otros factores como la orientación del edificio, el soleamiento que tiene o los huecos que presenta la envolvente.
Todo esto implica que, teniendo como referencia el CTE como espesores mínimos para obtener esa catalogación de edificio de consumo casi nulo, aun así debemos de calcular el grosor por encima de ese mínimo que debe tener la fachada tipo SATE elegida.
Para ello, empresas especializadas en estos trabajos, como SATE Mediterráneo, utilizan programas de cálculo de transmitancias térmicas para determinar el óptimo. Al mismo tiempo, los fabricantes de los materiales tienen a disposición todos los datos necesarios e, incluso, ponen herramientas online donde pueden determinarse.
También, el propio CTE tiene a disposición múltiples catálogos de elementos constructivos donde pueden sacarse estos valores y, al mismo tiempo, existen programas gratuitos como CERMA o Ce3X que son muy útiles para calcular la transmitancia de los cerramientos.
Resumiendo todo lo anterior, el espesor SATE óptimo es aquel que consigue la mayor eficiencia energética con un coste mínimo de aislamiento. Debe estar por encima del mínimo marcado en el CTE, y para su cálculo pueden emplearse las diferentes herramientas que determinan la transmitancia térmica de los materiales. Para un dimensionamiento correcto, nada mejor que recurrir a empresas especializadas como SATE Mediterráneo.