Qué es la resistencia térmica en el aislamiento
La resistencia térmica, cuando hablamos de aislamiento, es la eficacia que tiene un material a la hora de reducir la transferencia de calor entre dos ambientes que se encuentran a temperaturas diferentes.
De cara a aislar bien un edificio, lo que interesa es que la resistencia térmica sea lo más alta posible, pues así la capacidad para separar las temperaturas de ambos lados será mejor. Dicho de otra manera, con un sistema de alta resistencia como el SATE, lo que se consigue es separar el interior de la casa del exterior, impidiendo que el calor o el frío de fuera se transmitan dentro.
Cómo se mide la resistencia térmica
Podemos saber cómo se mide el aislamiento térmico con unos conocimientos de física muy elementales, ya que para ello se emplea una fórmula bastante sencilla.
Esta resistencia se mide usando el valor R, el cual también se conoce como RSI. Para calcularlo, solo hay que dividir el espesor del material expresado en metros, entre la conductividad térmica, medida en watts por metro-kelvin (W/m·K).
Lo que nos interesa es que la magnitud R sea la mayor posible, y para hacernos una idea, en el sistema SATE, que es uno de los más conocidos, sus normas dicen que el valor R tiene que ser como mínimo de 1. También es posible utilizar el valor U, que en este caso se refiere a la transmitancia térmica y que es justo lo contrario del valor R, pues U indica la cantidad de calor que se transmite a través de un material.
En este caso, lo que hay que buscar en los materiales aislantes es que el valor U sea bajo, pues eso indica que no hay transmisión de calor y que estamos ante un aislante de buena calidad.
Otros valores que debes medir del aislamiento térmico
Existen más valores a tener en cuenta con el fin de conocer las cualidades del aislamiento térmico, las cuales siempre hay que estudiar para hacernos una idea lo más aproximada posible de sus calidades.
Factor de resistencia a la difusión del vapor de agua (μ)
Es lógico que cuando escogemos un aislante térmico nos centremos en sus cualidades con respecto a las temperaturas, como los valores R y U. Sin embargo, hay que tener en cuenta algunas magnitudes más, y una de las más importantes es esta, ya que es la que nos indica la resistencia que el aislante tiene a la humedad.
Tanto si está instalado dentro de casa o, sobre todo, si va a estar fuera como el sistema SATE, interesa que el valor sea alto, pues así sabemos que no va a acaparar la humedad, la cual conduce a la formación de moho dentro del aislante. Esta acumulación de moho termina por pudrir estos materiales, que terminan perdiendo sus propiedades. Además, si está dentro de la casa, vamos a respirarlo antes o después.
Coeficiente de dilatación térmica (α)
Los materiales aislantes no están solos; se colocan en las paredes internas y en las fachadas. En ambos lados se cubren, por lo que terminan formando parte de la estructura de la vivienda.
Por eso, es crucial conocer cuánto se contraen y se expanden con los cambios de temperatura. Si no se calcula bien, su expansión puede terminar agrietando todas las paredes en las que se colocan.
Estabilidad dimensional
A todos los materiales les afectan la humedad y las temperaturas, en especial si se dan cambios bruscos. Cuando adquirimos aislantes, es relevante saber cuál es su capacidad para mantener su forma y sus dimensiones, especialmente sabiendo que se trata de elementos blandos y flexibles.
Hay que recordar que, a la hora de calcular el valor R, el valor fundamental para conocer la efectividad de un aislante, se tiene en cuenta el grosor. Si este cambia al poco tiempo de colocarlo, el valor R varía y nos encontraríamos ante una intervención mal calculada.
Dicho de otro modo, el valor R sería menor del que se había calculado, por lo que el aislamiento terminará siendo deficiente.
La resistencia térmica del aislamiento es un valor por el que nos guiamos al escogerlo, ya que eso nos indica la capacidad que tiene a la hora de aislar a un edificio de las temperaturas exteriores. Sin embargo, no es la única magnitud a tener en cuenta, ya que se deben medir también otros valores.